miércoles, mayo 28, 2008

MEGISTU Y LOS HERMANOS CASTRO

Nota del Blogguista

La guerra dek Ogaden puede leerse en http://www.dintel-gid.com.ar/conflictos/articulo03.html

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http://www.patriadigital.com/


Mengistu y los hermanos Castro

Por Orlando Fondevila

En Etiopía murieron muchos cubanos para sostener al genocida Mengistu.

Casi de puntillas ha saltado a la prensa la noticia de que un tribunal de Etiopía ha condenado a muerte al ex dictador Mengistu. El otrora apadrinado de los Castro y de la Unión Soviética - y con su activa complicidad- es responsable de cientos de miles de muertes. Condenado por genocida. Dentro de los cánones cuasi sagrados de la gran prensa se trata de una cuasi noticia. Nada importante. Impunidad mediática para el genocida y sus colaboradores necesarios, es decir, los hermanos Castro, sin los cuales Mengistu, que es nada, hubiese estado bien a la izquierda del punto Oeste.Ante la casi inexistente noticia, nadie ha cuestionado qué parte de ese genocidio, de ese horror Mengistu, es responsabilidad de los hermanos Castro. Y es que Mengistu no fue más que un pelele sostenido por las armas de la Unión Soviética y los soldados cubanos que las empuñaron, todo a instancia de los hermanos Castro. En Etiopía murieron muchos cubanos para sostener al genocida Mengistu. Triste destino. Pero la gran prensa considera inelegante hablar de estas menudencias. Otra cosa sería si se tratara de algún pellizco que los soldados yanquis le dieran a algún terrorista. ¡Qué escándalo! Un Corán empleado como diana, unos "vuelos secretos" de la CIA. ¿Qué importancia tienen cientos de miles de asesinados ante estos desmanes yanquis?

( Tropas cubanas y etiopes )

Castro I -y probablemente Castro II- va a morir en la cama. Castro I se está muriendo poco a poco, lentamente, revolcado en sus propias heces, las físicas y las históricas. Ha vivido lo suficiente para ver cómo su mundo de odios y delirios, y sus compinches, no sólo han caído, sino que se han ido disolviendo en las páginas más oscuras de la ignominia histórica. En su senilidad imparable, Castro I contempla en el espejo de Mengistu y de tantos otros a quienes aupó, de quienes se sirvió y a quienes honró (todos ellos condecorados por él), su propio final. Sabe, pese a sus balbucientes y ríspidas "reflexiones", que ese mundo que él encarnó, ha terminado. Condenado por la historia. Sabe que los ridículos Chávez, Evo y Ortega, no son más que pataleta caricaturesca de sus criminales desvaríos. ¿Y Castro II? Hombre, para qué hablar, no es momento de risas.Hasta la muy correcta gran prensa un día, no crean que muy lejano, va a dejar de hablar de ellos. Sólo hablarán, así, como de pasada, el día en que los cubanos les enjuiciemos y condenemos. Aunque sea post morten.